Mini Fic para Robert por AROA BARRANCO @_TwilightFacts_ - Lemonds
Feliz cumpleaños Robert
*12 de mayo de 2014*
Corrí como alma que lleva el diablo por la playa. Mis pies se hundían en la arena y esta me los quemaba. Notaba como me clavaba todo tipo de piedras y conchas al pisar y el sol empezaba a molestarme. Pero por nada del mundo paré de correr. Tenía que encontrarle.
Scout dijo que lo encontraría en la cala, así que aceleré la marcha sin importarme que la gente me mirase al pasar y que me tropezase al correr. No faltaba mucho para llegar. Atravesé un entablado que te llevaba hasta el comienzo de la calle, salté varias toallas y esquivé a algunos niños que corrían en sentido contrario a mi.
Pocos minutos después estaba en una pequeña cala, llena de principiantes surferos que se preparaban para entrar en el agua o que salían de ella. Todo el que quería comenzar en el mundillo de las olas venía a esta pequeña cala, donde había suficiente oleaje para prender a sostenerte sobre una tabla sin caerte.
Recordé risas, chapoteos y gritos. Unos meses atrás nos habíamos reunido aquí para hacer el tonto y intentar surfear algo. Recordaba como me había caído de la tabla cuando una ola demasiado grande se acercó a mi. Tragué agua y cuando subí a la superficie tenía una gran alga verde moco en la cabeza, lo que ocasiono que todos se riesen de mi. También cuando Katy y Suzie intentaron subirse juntas a una tabla y acabaron siendo arrastradas hasta la orilla en un arrebujo de pies, pelo, cuerdas y remos. Aunque la mejor parte llegó por la noche, cuando todos nos sentamos rodeando una pequeña fogata que habíamos hecho y contamos todo tipo de cosas mientras comíamos nubes de azúcar en palos.
Las lágrimas nublaron mi vista al recordar ese día. todo había cambiado, pero todavía estaba a tiempo de arreglarlo. Le busqué con la mirada, en el agua, en la orilla y entre la arena, pero no le encontré. Desesperada miré cada rostro tanto de hombre como mujer que se encontraba en la cala. algunos me miraban y susurraban mi nombre, aunque eso ahora no me importaba.
¿Quién era yo sin el?
Nadie.
Me acerqué a las rocas y me subí a la mas alta. Volví a mirar por toda la arena. Sus cosas no estaban y el tampoco. Seguí entonces con la mirada el camino hecho por personas y mas tarde arreglado con escaleras que llegaba hasta el paseo marítimo, pero estaba desierto. Volví a mirar el mar. Había algunos chicos subidos en tablas, pero ninguno era el.
Me dejé caer en la roca y abracé mis piernas, cerrando los ojos con fuerza. No estaba, se había ido...
-¡Yo no puedo seguir así!- grité pasándome una mano por el pelo- ¡Tenemos problemas y tu te vas! ¿Cómo pretendes que arreglemos las cosas si nunca nos vemos? ¿Si pasamos juntos una mísera semana cada dos meses? ¿Vas a hacerle caso a tus padres? ¿Te vas? ¡Me dejas sola otra vez!- Mis lagrimas estaban apunto de desbordarse y caer por mis mejillas. Esto ya no tenía sentido. No podíamos seguir así. Cada vez era mas difícil todo.
-Kristen ya lo sabes, no preguntes más. Tengo que hacerlo, les debo eso. ¿Y si quieren que vaya a hacer la puta película de mi primo iré a hacerla! ¡Vente conmigo en vez de quejarte! ¡Estamos separados porque tu quieres! ¡Y no tenemos problemas! ¡Son tus paranoias mentales, las que te está metiendo en la cabeza cada rumor que sale!- Cerró la cremallera de su mochila cuando hubo estado llena.
-¡No les debes nada maldita sea! ¡tampoco a tu primo !¿Son más importantes que yo? ¡Es más importante una mierda de película y un contrato millonario?¡Dímelo si es lo que piensas! Porque yo ya no puedo más.-No grité, me acababa de dar cuenta de todo. El ya no me veía como lo mas importante. No desde que tuvo que escoger. Me dejé resbalar por la puerta hasta llegar al suelo. Ya no evité que mis lágrimas saliesen, las dejé libres. Todo era superior a mi.
-Kristen...- Se acercó a mi y me levantó del suelo, llevándome a la cama y sentándose conmigo en sus brazos. Me meció hacia delante y detrás mientras frotaba mi espalda y yo lloraba acurrucada en su pecho, manchando su camisa.-No llores por favor. Sabes que eso me hace miserable y un mierda. Nunca nos había pasado nada y hemos estado meses sepados sin problemas. Tu venías un fin de semana , yo iba otro. Nos llamábamos a cada rato e incluso nos mandábamos fotos. ¿Por qué ahora no puede ser igual? ¿Qué te preocupa?
-Todo...
Volví a abrir los ojos y fijé la vista en el horizonte, limpiándome algunas lágrimas traicioneras.
Entonces le vi. Venía nadando desde las bollas, sin tabla.
Salté de roca cayendo sobre el tobillo izquierdo. Puse una mueca de dolor y me lo froté un poco. Sin perder el tiempo lo apoyé en el suelo y al ver que el dolor era aguantable salí corriendo al agua. No me quité ropa, ni movil, ni gorra. Solo corrí, sin importarme el dolor y la gente que ahora me miraba extrañada. Noté humedecerse la arena cuanto más me acercaba al agua, y a los poco segundos unas pequeñas olas mojaron mis pies descalzos. Seguí adentrándome en el agua con prisa, salpicando a mi alrededor y mojando a más de uno. Poco a poco el agua iba subiendo y para cuando me llegó a los muslos volví a mirar al horizonte buscándolo.
No era el.
No era el. Era un chico bastante parecido a el, pero cuando pude apreciarle bien diferencié sus ojos marrones y un tatuaje en uno de sus brazos. Paré en seco y no pude evitar que las lágrimas brotaran por mis ojos. Ya no podía arreglar nada. El ya no estaba y la carta me quemaba en el bolsillo. era un adiós. Agaché la cabeza derrotada.
-¿Kristen?-Esa voz... Giré tan rápido como pude y busqué sus ojos. No necesité nada más. Avancé corriendo la escasa distancia que nos separaba y me lancé a sus brazos. No esperé a que reaccionara, tiré de su cuello y junté nuestros labios. Necesitaba eso más que nada. Instantaneamente me respondió besándome con ímpetu, que de pronto paso a la desesperación y el deseo. Sus labios eran una droga, una que ya añoraba. Todo desapareció a mi alrededor. Pegué más nuestros cuerpos, necesitaba sentirlo, comprobar que seguía aquí. Pasé mis brazos por su cuello y el bajó sus manos hasta mi culo, impulsándome hacia arriba mientras yo enroscaba mis piernas en su cintura. Su lengua delineó mis labios y yo gemí de placer. Hacía tiempo que no nos besábamos así. Tiré de su labio inferior antes de que nuestras lenguas jugasen a un juego sin fin en el que intentaban doblegarse la una a la otra. Sus manos agarraban fuerte mis muslos y yo tiraba un poco de su pelo, que caía mojado por su nuca y cara, haciéndole gruñir. Estaba empapado por lo que su cuerpo se pegaba aun más al mio y solo llevaba un bañador. Solo nos separamos cuando necesitamos respirara. Apoyó su frente sobre la mía y me miró a los ojos.
-No te has ido...-Conseguí decir respirando pesadamente. El solo asintió.- No me dejes por favor.- Supliqué notando como las lágrimas volvían a mis ojos y empezaban a caer por mis mejillas.
-No lo haré.-Dijo con una sonrisa de insuficiencia, besando el camino que trazaba cada lágrima sobre mi cara. Suspiré aliviada y cerré los ojos con fuerza.- Nunca
-¡Robert!¡Kristen!- Nos llamaron a lo lejos. No me hizo falta mirar para saber quien era. Robert tampoco lo necesitó, siguió besando mis mejillas y luego mis parpados cerrados.
Continuamos unos minutos en la misma posición, hasta que más voces se unieron a las de antes llamándonos. Robert se separó de mi sonriendo y me miró a los ojos.
-Nunca.-Volvió a repetir. Me abracé fuerte a el y deposité un beso en su cuello, antes de que sintiese como empezaba a caminar conmigo en brazos hacia la orilla. No levanté mi cara de su cuello, pero supuse que el panorama sería algo particular. Seguramente mañana estuviésemos colgados en internet dando la vuelta a todo el mundo. No me importaba, ya no.
-¿Vas a seguir agarrada como un pequeño koala a mi? -Preguntó riendo. Yo solo asentí, lo que le provocó mas risas. Me impulso un poco para arriba y noté como comenzaba a subir las escaleras. Suspiré y aspiré su aroma. Olía a sal y un poco al champú de menta. Acaricié su cuello con mi nariz y volví a besarle.
-Por fin os encontramos.-Habló CJ. Supuse que habíamos llegado al paseo marítimo.
-¿Donde coño estábais? Katy me ha hecho recorrerme toda la playa de punta a punta corriendo.-Se quejaba Suzie.
-Scout no me quiso decir donde se había ido Kristen, ¿Qué quieres que le haga Su?- Reprochaba Katy
-Teníamos que dejarles tiempo a solas, claro que no os iba a decir a donde se habían ido, aunque fuese por separado.
-Pe..-Suzie se corto a la mitad-¿Kristen que haces? Levanté la cabeza del hombro de Robert y les miré. CJ, Suzie, Katy, Scout, tamra y Marcus.
-Nada. Ahora soy un koala.-Robert volvio a reír y yo me desprendí de su agarre y bajé al suelo de un saltito, sin acordarme de mi querido tobillo y de que estaba descalza.- Mierda...-Gemí en voz demasiado alta.
-¿Qué?-preguntaron los siete a la vez.
-Me hice un poco daño antes en el tobillo y ya no me acordaba de el. -Levanté un pie para que lo viesen. Ahora el tobillo estaba ligeramente colorado y un poco hinchado.
-¿Un poco?-Robert me agarró mientras que Tamra me cogía el tobillo y lo movía a un lado y a otro para cerciorarse de que no estaba roto. Siseé de dolor e hice una mueca de asco.
-No esta roto, posiblemente te lo hayas torcido.-Tamra dejó mi tobillo en el suelo. Levanté una ceja incrédula.
-¿Desde cuando eres medica?
-Desde que tienes el tobillo peor que cuando llegaste del rodaje de SWATH. -Bufó- ¿Y tus zapatos?
-En algún punto de la playa
-No me sorprende. -katy sacó mis Converse de su bolso y me las lanzó- Las encontré en la playa.
-Gracias.- Miré a mi alrededor pero antes de que pudiese decir o hacer nada Robert me cogió y me sentó en la valla que separaba el paseo marítimo de la playa y me quitó las Converse de la mano. Alzó uno de mis pies, me depositó un beso en la planta y me puso la zapatilla. El mismo procedimiento hizo con en otro, no sin antes mirar mi tobillo y acariciarlo.
-¿Te duele?-preguntó mientras me ponía la otra zapatilla
-No. Solo si apoyo el peso en el o lo muevo.- El negó con la cabeza y se dio la vuelta, pegando su espalda a mi.
-Sube.- me impulsé un poco y agarré a su cuello. Robert tiró de mis piernas y me acabó de colocar en su espalda- ¿No pensaras que te iba a dejar caminar?
-Vale, ahora que ya esta todo arreglado. ¿Qué hacemos aquí?-Marcus hablo.
Poco tiempo después estábamos en casa. Nos despedimos de los demás y Robert entro conmigo todavía en sus hombros. Pasamos al salón y me depositó en unos de los sofás.
-Espera un momento. -desapareció por la puerta de la cocina y volvió a aparecer pocos minutos después con una bolsa con hielos en una mano y un vaso de agua en la otra. se sentó en el sofá dejando el vaso y una caja de pastillas que se sacó del bolsillo en la mesa. Me dió un casto beso en los labios y me empujó para atrás, haciendo que cayese sobre los cojines para que el pudiese poner mis pies sobre su regazo. Me quitó las zapatillas y fue besando cada dedo de mis pies para después comenzar a masajear el que estaba sano. No hablamos. Yo cerré los ojos y gemí. Cuando hubo acabado con uno cambio al otro. Pasó lentamente sus dedos por la planta del pie y fue subiendo hasta el tobillo haciendo pequeños círculos sin presión, para no dañarme- Lo siento.
-¿Qué? -negué con la cabeza- No me has hecho daño.
-No...Siento todo lo que nos ha pasado.-Siguió masajeándome el pie pero levantó la mirada para fijarla en mi- Te he forzado a hacer cosas que no querías. Tenías razón, he sido un egoísta y he dejado que los demás tomasen mis decisiones.
-Robert...
-No. Kristen dejamé hablar. Todo esto comenzó porque yo creí un rumor y me dejé llevar por el. Todo lo que pasó hace dos años en verano... Yo tenía que haber hablado contigo desde el principio, no salir huyendo, aun mas sabiendo después la verdad. Por mi culpa tu sufriste, cuando te habían obligado a todo. Esa fue la base del problema, no confié en ti, no te deje explicarte.
-Rob...- Intenté hablar. Lo del verano era agua pasada y no quería saber nada de ello. Sufrimos pero todo estaba bien, y ya hacía dos años de eso. Ya había caído en el olvido.
-Shhh...-Se acercó a mi y dejo de masajearme un momento para callarme con un beso- Después de eso volvimos a estar bien, ya lo se, y ha hace mucho tiempo de eso, pero por mi culpa tu cogiste una inseguridad que antes no tenías, y ahora tienes miedo de cada cosa que dicen tanto de ti como de mi, algo que antes ignorabas. Se que intentas no hacer caso, pero te cuesta. Poco a poco empezamos a pelear por tonterías y las distancias no ayudaban. Si yo estaba en Sidney tu estabas en casa, si yo estaba en casa tu estabas en NY. Y así continuamente. Nuestras agendas era incompatibles y nos fuimos distanciando cada vez más, y seguíamos peleando. Cuando estábamos juntos nos dedicábamos a pasar poco tiempo juntos, a salir con nuestros amigos y a pelear. Estábamos perdiendo la base de todo lo que habíamos creado juntos. Luego volvíamos a separarnos y parecía que en el tiempo que habíamos estado juntos no habíamos arreglado nada y las cosas iban a peor. Nos hacíamos daño, y te juro que pense en más de una ocasión que debiámos de separarnos, que esto ya no funcionaba. Pero cada vez que escuchaba tu voz me daba fuerzas para aguantar y cuando te veía no comprendía ya porque había pensado esas cosas. -Robert dejó de masajearme los pies y se acerco más a mi antes de poner una bolsa de hielo en mi tobillo. Me acarició las manos y siguió hablando.- Se que todo se complicó más con la llegada de mi familia a casa el verano pasado. No ayudó mucho que en el único mes que teníamos para relajarnos y arreglar las cosas estuvieran mis padres y hermanas presentes. Mamá la tomó contigo ese verano después de escucharnos discutir cada cinco minutos y empezó a intentar que me alejase de ti. Lizzy y Victoria no fueron difíciles de convencer para que la apoyasen. Empezaron a tomar decisiones por mi y a mover hilos para que estuviese alejado de ti todo lo posible, cosa que les reprocharé toda la vida, y para colmo se metieron en la cabeza que debía formar una familia y que tu no eras la indicada. Por su culpa nuestra relación empeoró, te veía menos, te obligaba a cosas que no querías y dejaba que mi familia te tratase mal, sin hacer nada para remediarlo. Nuestras peleas empezaron a subir de tono y pasábamos más tiempo enfadados que felices, si a eso le sumamos la distancia todo se volvía una mierda.
-Rober, cariño, no hace falt...
-Kristen por un vez en tu vida déjame contártelo todo. ¿No me has estado pidiendo explicaciones? Pues calla y escucha. -Creí que se había enfadado pero me sonrió y me apartó el pelo de la cara- Después vino la estúpida película de mi primo... Otra vez mi madre tomando mis decisiones. ¿Cómo podía estar tan ciego? ¡Y yo pensando que les debía algo! Estaban jodiendo mi vida. Pase con ellos más tiempo del necesario por culpa de esa película y cuando volví me habían metido más ideas absurdas en la cabeza. Yo sabía que algún día te casarías conmigo, pero hice las cosas mal, no debí obligarte a que te comprometieses conmigo. Ese fue el primer gran error, y nunca me lo perdonaré. Te traté como si yo fuese tu dueño y te até a mi.
-Robert, no me ataste a ti, aunque no te voy a negar que me sentó muy mal que me obligases a comprometerme porque tus padres quisieron. Y tampoco negaré que me tratabas como una mierda y hacías lo que tus padres te decían. Se que algún día me casare contigo, pero solo tengo 24 años. -ahora tenía ganas de llorar. Puñeteras hormonas. No podía soportar ver como se culpaba por todo.
-Se que te até a mi, y se que te traté muy mal, y también se que te casaras conmigo, aunque sea en Converse y en vaqueros con Elvis como cura. pero ese no es el caso ahora. Lo peor de todo, mi segundo error es querer tener un niño solo porque mi madre quería tener nietos, sin tu ni siquiera quererlo, sin quererlo yo. Te estaba cerrando las puertas de todo. Estas en lo mejor de tu carrera. Soy un gilipollas, que en una año te hizo sufrir demasiadas veces y te obligó a cosas que no querías. Te he hecho daño física y psicológicamente.
-físicamente no...
-Kristen estaba tan emperrado con ese niño que no te podías sentar en días...
-Vale... Te pasaste, pusiste demasiado empeño. Parecíamos conejos. -reímos.
- Y nuestras peleas seguían, te amargaba, por mi culpa ni tu ni yo nos concentrábamos en nada, nuestro día a día se centraba en estar todo el día separados para no discutir y por la noche acostarme contigo. Ya era una rutina, solo quería un puñetero niño para que mi madre dejase mi vida en paz y see quitase den medio. Me llamaba todos los días para ver si ya estabas embarazada. Me estaba empezando a hartar pero no tenía suficiente valor para decírselo. Hemos estado desde febrero intentando complacer a mi madre, ¿Para qué?, para que la final tu te pusieses un DIU porque a mi no se me metía en la cabeza que no te ibas a dejar controlar por mi madre. -Suspiró y yo recordé mi incómoda visita al ginecólogo- La noche que me enteré de que te habías puesto el DIU sin consultarme fue la peor de mi vida. Ahí me di cuenta de todo. De como te había acabado perdiendo, de como mi vida se basaba en lo que mi madre quería. Me di cuenta de que te había hecho sufrir, de que me había hecho sufrir a mi mismo. Me habían manipulado de la forma mas ruin y rastrera que conozco, creyendo que les debía algo a mis padres. Había terminado haciendo lo que mi familia creía mejor para mi en vez de lo que yo pensaba que sería mejor. Había desperdiciado todo un año discutiendo contigo en vez de demostrarte cuanto te quiero, -soreí- y encima no te había escuchado cuando me decías la verdad de el asunto cada vez que peleábamos. Esa noche, cuando te fuiste en casa de Scout comprendí que te había perdido. Tuve miedo, pensé que no te recuperaría, que ya no me querías, que era demasiado tarde, que te había jodido la vida. Nunca me imaginé una vida que no fuese contigo. Cuando saliste por la puerta sentí como me moría. No quería estar sin ti, no sabia que iba a hacer si no volvías.-para ese momento yo ya me lo había imaginado todo en mi cabeza y estaba llorando. La vida había sido muy injusta con nosotros esos meses. Si yo lo había pasado mal, el lo estaba pasando igual o peor. Y encima le reprochaba todo, aun sabiendo que era culpa de su madre- Entonces...Kristen... Ehh... ¿Porqué lloras?- Volví a llorar en su pecho mientras el me consolaba. Acariciaba mi cabeza con una mano mientras que con la otra trazaba círculos en mi espalda.
-E-es...es que..di-iices todo eso...y...y me siento maa-al por habert-ee dejado...esa noche.- intente hablar pero no podía.
-Shhh... Tu no me hiciste sentir mal en ningún momento, fui yo mismo el que se dio cuenta de las cosas demasiado tarde, yo mismo fui el que me hice daño. Al contarío que tu, que después de todo me aguantabas cada día y cada pelea, intentándome abrir los ojos. Estas tres semanas que he pasado sin ti han sido las peores de mi vida. Nada tenía sentido. -me abrazó y besó el pelo hasta que dejé de llorar. Acunándome me levantó del sofá y subió las escaleras a la plata de arriba. Entró en nuestro dormitorio y me sentó en la cama. Antes de que pudiese decir nada entró en el baño y escuché como llenaba la bañera de agua. Volvió a donde estaba yo y comenzó a desnudarme mientras besaba todo mi cuerpo al paso que desaparecía la ropa. Cuando estuve completamente desnuda con cuidado recogió mi pelo. Se desnudo el y me volvió a coger en brazos. Apoye mi cabeza en su hombro mientras me dejaba hacer. Entro en la gran bañera conmigo todavía en brazos y me tumbó sobre él. El agua estaba caliente y rápido relajó mis múculos, incluso dejé de notar el tobillo. Comenzó a masajear mis hombros y de vez en cuando a besarlos- ¿Ya estás mejor?
-Ajam...-Dije con los ojos cerrados suspirando.
-¿Puedo seguir hablando?
-Solo si te saltas la parte en la que estas tres semanas sin mi, porque te puedo asegurar que pase lo mismo que tu y no lo quiero recordar.
-Esta bien. Nada de malos recuerdos...Esa noche peleé con mis padres y mis hermanas. Estuvimos hasta las tantas de la madrugada hablando y les reproche todo, les dije todo lo que sentía, un montón de cosas y les pedí que no me llamasen en un tiempo, y menos que viniesen a verme porque no les abriría la puerta, e incluso podría llamar a la policía. Desde entonces solo he hablado con mi madre. Cuando pasó el tiempo suficiente para pensar coherentemente me di cuenta de que no podía seguir estando aquí si tu no estabas conmigo. Todo me recordaba a ti y ya no aguantaba más.
-Por eso decidiste irte...-ahora Robert había cogido una esponja con gel y estaba frotando todo mi cuerpo mientras yo seguía tumbada sobre el.
-Si. Por eso... Decidí que nada me detendría y que no podía volver a verte, si no no me iría. No quería volver a hacerte daño y pensé que no me perdonarías. Habías estado tres semanas sin hablar conmigo y por mi culpa todo el mundo sabía de nuestras crisis de pareja. Estamos en boca de todos. Así que antes de ayer llame a un buen amigo que hice en Sidney y le pregunté si podía vivir con el un tiempo. No puso pegas. Recogí todo rápido intentando no ver nada que me recordase a ti. Al día siguiente ya estaba todo listo para irme. Hoy salía mi vuelo.
-Si no hubiese mandado a Scout a casa por mis cosas tu te hubieses ido...-Robert asintió y dejó de enjabonarme.
-Si Scout no me hubiese dicho que pensase las cosas no me hubieses encontrado hoy en la playa.
-Le debemos una. Cuando la mandé a por mis cosas no pensaba que te irías. Cuando llegó a casa corriendo yo estaba con Suzie, Bernie y Bear. Nos contó todo, que te ibas mañana y que no soportabas todo lo que había pasado. En ese momento me di cuenta de que todas tus llamadas y que las veces que habías intentado verme era porque tu también estabas mal. pero estaba tan enfadada que solo pensé que me obligarías a hacer mas cosas. No te iba a parar los pies, si querías irte podías hacerlo. Te amaba pero no aguantaría más tiempo si no cambiabas. No quise escuchar a Scout y subí a ducharme.
-Me lo merecía.-me cortó- Pero... ¿Qué te hizo cambiar de opinión?- Giré la cabeza y le miré.
-Esta mañana recibí una carta y cuando la leí, y la leyó Scout me contó todo lo que le habías contado tu ayer. Abrí los ojos y me di cuenta de que tu también habías pasa por lo mismo que yo, y que no te podía dejar marchar. Es como si me hubiese dado un golpe. Había sido injusta. Por eso salí corriendo a casa a buscarte, pero no estabas, aunque tus cosas si. Eso me dio esperanzas, aunque si te hubieses ido te hubiese seguido a donde hiciese falta. Volvi a casa de Scout llorando.
-Fue cuando me llamó Scout para preguntarme donde estaba ¿Verdad?- asentí y Rob dejó la esponja para acariciarme con la yema de sus dedos- La contesté porque no creí que importase mucho. Estaba apunto de irme, pero me entretuve con unos viejos conocidos que encontré en la cala. Estaban dentro del paravientos que había, por eso no me viste cuando llegaste.
-Lo pase mal. Scout me contó que estabas en la playa, en la cala y salí corriendo a buscarte. Ella preocupada por mi llamó a los que pudo para que me buscasen, por si se me ocurría hacer alguna tontería. Corrí durante un rato y cuando llegue a la cala te busqué por todos los lados pero no te encontré. Me subí a una de las piedras para buscarte mejor pero no te vi. Así que estuve un rato ahí sentada llorando, hasta que al mirar al mar vi a alguien que me parecías tu. Baje de la piedra, ahí fue cuando me hice daño en el tobillo, pero lo ignoré, necesitaba verte por última vez, y si querías seguir yéndote no te lo impediría. Cuando llegué lo bastante cerca del chico me di cuenta de que no eras tu. Pensé que te habías ido, que era demasiado tarde. -me quito un mechón de pelo de la cara y besó mi sien.
-Pues yo casi me muero cuando te vi correr al agua, y después cuando vi que parabas y que no te movías no entendí que pasaba, por eso fui hacia ti. Cuando me miraste volví a revivir de todo lo pasado en las ultimas tres semanas, ya nada me importaba. Estabas aquí, habías venido a buscarme.
Me giré y le miré. Volvíamos a estar juntos, no habíamos arreglado todo pero esto era un principio. Me lancé a sus labios al igual que esta tarde. Le besé con amor y cariño. Al igual que en la cala, el me respondió de muy buen gusto, pegándome a su cuerpo y jugando con mi lengua.
Un rato después seguíamos ahí, besándonos como si fuese lo ultimo que haríamos. El agua se esta enfriando y Robert lo notó. Me puso de pie y me saco de la bañera. Nos envolvió en una toalla y me llevo a la cama. Con delicadeza me tumbó en el centro de esta y comenzó a besarme por donde lo habíamos dejado en la bañera. Se deshizo de la toalla y se puso sobre mi y beso mi cuello.
-Rob… -Gemí, necesitaba tanto eso. Comenzó a dar besos por toda mi cara, en los pómulos, los párpados, las orejas, la nariz, la barbilla... Mientras sus manos empezaban a avanzar por mi cintura subiendo hacia arriba y acariciándome a su paso. Robert volvió a atacar mi cuello mordiéndolo ahora en algunas partes. Gemí y el besó mis labios. Su aliento sabía a menta, algo de lo que no me había dado cuenta antes. Tiró de mi labio inferior sin delicadeza y eso bastó para hacerme enloquecer. Llevé mis manos a su cuello, agarrando el pelo de su nuca mientras comenzábamos a jugar con nuestras lenguas. Volvió a su trabajo de antes, subió por mis costados hasta llegar a mis pechos. Murmuró algo incoherente y me sonrió. Empezó a bajar besándome la mandíbula, para continuar con mi cuello, donde hizo más fuerza, a sabiendas de que me dejaría una marca cuando sentí sus dientes. Mientras, una de sus manos voló a uno de mis pechos y empezó a masajearlo. Gemí y cerré los ojos. Mordí su hombro y me dejé hacer. Bajó por mi clavícula, haciéndome gemir con pequeños mordisquitos hasta llegar a su objetivo. Depositó un beso en cada pecho, haciéndose que se pusiesen duros al instante y luego empezó a morder y jugar con el pezón de uno de ellos, dándome besos mojados, mientras que con la otra mano seguía masajeando y tirando del pezón contrario. Gemí y me retorcí debajo de él, notando como se creaba una piscina en mi entrepierna mientras subcionaba mi pezón. Rob parecía encenderse cada vez más. Cambió de pecho no sin antes morder mis labios con fiereza y hacer que soltase un jadeo. Bajé mis manos por mi espalda, arañádole con las uñas cada vez que me hacía necesitar mas de el y no era suficiente retorcerme debajo de el. Solté otro gemido imprevisto al notar un tirón de sus dientes en uno de mis pezones, haciendo que un hormigueó llegase hasta mi bajo vientre. Le agarré por los hombros y con toda mi fuerza de voluntad le separé de mis pechos. El me miró con una cara confundida. Sonreí de forma traviesa y salí de debajo de el para ponerme encima. Rob me sonrió y se tumbó. Comencé besando sus labios de forma calmada y juguetona, mordiéndolos, tirando de ellos y pasando mi lengua por todo su contorno. Seguí bajando por su mandíbula y su cuello dando pequeños mordisquitos y dejando un pequeño rastro de saliva por ahí donde besaba. Rob agarró mis nalgas con sus manos y me dio un apretón. Me calenté más todavía... Si es que era posible y seguí bajando por su pecho, mordiendo y tirando de sus pezones al igual que había hecho el con los míos. Soltó un gemido y yo sonreí. Chupé uno de ellos y deslicé mi lengua hacia abajo, pasando por su ombligo y depositando un beso en él, cuando noté su vello púbico volví a subir hasta sus abdominales, delineándolos con la lengua. Le escuché suspirar y me acarició la cabeza. Subí hacia arriba y gemí en su oído y mordí su lóbulo cuando empujó sus caderas con las mías. Sentí su miembro en mi bajo vientre, ahora grande y duro... La piscina de mi entrepierna se había desbordado y notaba como mi clítoris palpitaba. Me dio un pequeño beso en la nariz y yo sonreí como una tonta.
En un visto y no visto se volví a estar dejado de el y volvió a comenzar a bajar dándome besos por el valle de mis pechos. Cuando estaba llegando a mi ombligo le paré.
-No.. No voy a aguantar tanto, no quiero tener esta noche un orgasmo si no es contigo dentro. -me sentí un poco cohibida al decir eso. El me sonrió y besó mi bajo vientre antes de subir y besar mis labios otra vez. Abrió mis piernas con las suyas y acarició una de ellas levantándola un poco.
Un segundo después Robert me penetró de una sola vez despacio y con delicadeza. Solté un gemido bien alto que me hizo caer contra la cama. Si no llegué al orgasmo poco me faltó. Rob gruñó y empezó a penetrarme con un ritmo lento y tranquilo, sin parar mientras me comenzaba a besar para acallar mis gemidos. Lo rodeé con mis piernas y besé sus labios con fiereza.
Mordí el cuello de Rob cuando aumentó el ritmo y me agarré con más fuerza a él, sintiendo como su miembro crecía y se ponía más duro. Acallé mis gemidos y jadeos con su cuello mientras el gruñía y gemía en mi oído. Pocos segundos después sentí esa familiar sensación en mí bajo vientre y gemí más fuerte. Robert entendió mi gemido y con una mano comenzó a pellizcar y retorcer mi clítoris. Eso me hizo enloquecer y retorcerme mientras él me penetraba más rápido y fuerte. Comencé a sentir como me llegaba el orgasmo cuando Robert dio una fuerte estocada que me hizo gritar. Gemí, arañé su espalda y encorvé la mía cuando el orgasmo hizo presencia y me envolvió en él. Cerré los ojos con fuerza sintiendo el orgasmo que me hizo temblar y gemir más rápido, bañando el miembro de Rob con mis propios jugos. En dos estocadas más Rob dejó mi clítoris y aumentó aún más la velocidad para correrse con un bajo gemido en mi oído que casi me hizo tener otro orgasmo.
Respirábamos rápido y seguíamos con la adrenalina del momento. Me lancé a sus labios y los besé y mordí casi violentamente, tirando de su cabello y volviendo a enroscar mis piernas. Rob me correspondió rápidamente, uniéndose a mí de una forma casi febril, juntando nuestras lenguas y jugando a un juego sin ganadores.
Cuando nos hubimos quedado sin aliento nos separamos, y Robert salió de mí despacio, dejando un vació dentro de mí. Se tumbó a un lado de la cama y me envolvió con sus brazos, en los que yo gustosa me acurruqué no sin antes besar su pecho. Poco a poco fuimos recuperando la respiración, hasta calmarnos. Con cuidado me levantó y abrió la cama para poder arroparnos. Volví a pegarme a el y le abracé con fuerza. El me devolvió el abrazo y yo me fijé me el reloj que tenía en su mesilla. eran las 00.03. Sabía que significaba eso. Yo me había hecho una promesa a mi misma esa mañana.
Me revolví entre sus brazos y el me miró confuso. Me levanté de la cama y cogí el pantalón corto que había llevado ese día. Saqué la carta del bolsillo y volví a la cama.
-¿Qué es? preguntó sentándose y apoyando la espalda en el cabecero.
-La carta. -se la tendí y me senté en el borde de la cama. Robert la cogió y desplegó. me miró antes de empezar a leerla- Será nuestro mayor desafío, y no pudo hacerlo sola.
Rob me miró unos instantes después demasiado serio.
-Esto...-pero no continuó- No lo entiendo. Dijiste que no, y que era imposible.
Negué con la cabeza.
-No era imposible. Feliz cumpleaños papá.
-Estas embarazada.
Asentí. Robert bajo de la cama y tiró de mi. Al instante estaba en sus brazos dando vueltas por toda la habitación.
-¡Embarazada! -Paró y mis pies tocaron el suelo. Acunó mi cara con sus manos y me beso, como no lo había hecho nunca. asentí todo lo que no podía expresar con palabras en ese beso- Te amo. Es el mejor cumpleaños de toda mi vida. me estás haciendo el hombre más feliz del mundo.
-¿Estás contento?
-Kristen Jaymes Stewart Mann. Soy el hombre más feliz del mundo. Es el mejor regalo de toda mi vida. Y gracias a este bebé, -dijo depositando mi mano agarrada por la suya en mi vientre- tú, esta mañana saliste a buscarme. No hay nada mejor en este mundo. Es la razón de nuestra existencia ahora. Esté bebé no era lo esperado pero gracias el yo puedo estar contigo ahora y mi mundo vuelve a girar en su dirección. Vuelves a estar entre mis brazos, y eso es lo que me importa, no necesito nada más. Ahora somos tu, yo y el o ella. Y no quiero nada más. Ahora vosotros sois mi vida.
Comencé a llorar y me acurruqué ne su pecho. Un segundo después estaba sobre el colchón. Robert trazó un camino de besos desde mis labios hasta mi vientre y apoyó su cabeza ahí, dibujando patrones con sus dedos en mi piel y depositando pequeños besitos.
-Para siempre. - concluyó.
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